El propósito de vida es la razón que da sentido a tus decisiones y acciones, ayudándote a vivir de forma más plena. No es algo fijo: evoluciona con el tiempo y se adapta a las circunstancias, incluso a aquellas fuera de tu control.
Momentos importantes —como cambiar de trabajo, superar una pérdida o formar una familia— te ayudan a comprender mejor quién eres y qué te impulsa.
Estudios recientes muestran que tener un propósito claro está directamente ligado al bienestar emocional y a una vida más satisfactoria.
Pero… ¿cómo puedes empezar a construir tu propósito?
Lo primero es conocerte mejor.
Y para eso, hay cuatro dimensiones clave que te ayudarán a mirar hacia adentro con claridad:
Estas dimensiones son como las piezas de un rompecabezas: al unirlas, comienzas a darle forma a un propósito que nace de ti, que refleja lo que amas, y que puede generar un impacto real.